Sal a la herida

No hay nada más claro y directo que las palabras sinceras de una persona que sufre de una enfermedad mental. Toma fortaleza y valentía hablar abiertamente del tema y cuando leí el escrito de Manuel Salvador López sentí agradecimiento y admiración. Gracias Manuel por permitirnos escuchar lo que vive diariamente una persona diagnosticada con depresión y ansiedad. Gracias por brindarnos la oportunidad de aprender y hablar del tema. Gracias por mostrar que un ser humano es quien está detrás de las etiquetas. Mi admiración va por tu capacidad de mostrarte vulnerable en una sociedad que a veces no deja ni sentir a los hombres, lo que los afecta de por vida. También puedo ver detrás de esa vulnerabilidad tus fortalezas; cómo puedes estar presente en los momentos más duros, vivir, sentirlos y así encontrar maneras de salir y seguir adelante. Toma mucha valentía y energía hacer esto.

Quisiera aprovechar esta gran oportunidad que nos has regalado para presentar algunas ideas desde el punto de vista de una profesional de la salud mental, con la intención de unir tu experiencia con un poco de teoría.

El covid-19 nos ha afectado a todos queramos aceptarlo o no.

Los primeros casos en el mundo se dieron diciembre del 2019, por lo que ya contamos con varios artículos científicos sobre los efectos de este virus en los seres humanos, entre los cuales se encuentran estrés postraumático y todos sus acompañantes: Ansiedad, depresión, agotamiento y desapego. A estos hay que sumarles los efectos de la cuarentena: Aburrimiento, frustración, soledad, ira y estrés. No importa cuánto queramos negarlo, ya sea poniendo una cara de que estamos bien o llenado el espacio con miles de actividades para no pensar y mucho menos sentir, ya no somos las mismas personas que antes. Estamos viviendo una experiencia global que causa incertidumbre y temor y eso nos impacta a todos.

¿Qué de las personas que ya tenían síntomas o diagnóstico de alguna enfermedad de la salud mental?

Las investigaciones indican que estas personas se ven más afectadas. Como dice Manuel, le hecha sal a la herida. Primero porque los síntomas se multiplican. Si para todos la situación es estresante y genera mucha ansiedad, para una persona con trastorno de la salud mental la experiencia dispara sus síntomas en mayor grado. Por ejemplo, en el caso de los trastornos de ansiedad, se acrecientan los miedos ya sea de contagiarse o morir. En el caso de la depresión, la persona se siente cada vez más desesperanzada, atrapada y desmotivada. La cuarentena no ayuda, porque si antes las personas experimentaban todos estos síntomas, para empezar, podían acceder más fácilmente a sus tratamientos y medicamentos y segundo tenían más opciones para distraerse y mejorar su estado de ánimo trabajando o socializando con amigos y familiares. Todo esto se pierde en estos momentos.

El miedo y el desconocimiento nos impiden apoyar de manera empática.

Escuchar a un ser querido hablar de lo que siente y lo que piensa, mueve sentimientos de miedo y tristeza, los cuales nos impiden ser empáticos. Unido a esto, muchas personas desconocen que detrás de las palabras y conductas de una persona muchas veces existe una dificultad emocional que puede ser tratada. Por estas razones, muchas veces tratamos de sacar a la persona de su experiencia empujándola con comentarios como los que presenta Manuel: “¿Por qué te sientes así?” o recomendaciones poco realistas: “Respira hondo y medita,” “Sé positivo.” Manuel nos está diciendo claramente lo que necesita: Sentir apoyo y ser escuchado sin prejuicios. ¿Cómo hacemos esto? Para comenzar, intentemos ponernos en contacto con lo que sentimos. Reconozcamos cómo nos hace sentir ver a un ser querido sentirse mal, eso nos ayudará a ponernos en su lugar y a conectar. No es nada fácil, pero no es imposible y tiene efectos profundos en la vida de ambos. Después escuchemos para entender, no para cambiar la experiencia o la opinión de quien habla.

Información para lo incomprensible

La salud mental y sus enfermedades tuvieron un inicio lleno de vergüenza al ser asociadas con lo diabólico debido a la falta de conocimiento. Esta explicación llena de estigma y discriminación a las personas que las sufren hasta el día de hoy. A menudo, las personas que no conocen del tema  le dan explicaciones simplistas. Por ejemplo, la tradición popular dice que las emociones residen en el corazón, sin embargo, la ciencia las encuentra en el cerebro. Ciertas áreas del cerebro ayudan a regular el estado de ánimo. Los investigadores han encontrado que la manera en que se desarrollen las conexiones y el crecimiento de las células nerviosas, así como el funcionamiento de los circuitos nerviosos tienen un gran impacto en la depresión, por ejemplo.  Muchas otras enfermedades mentales tienen explicaciones en problemas en el funcionamiento del cerebro. Entonces, ¿Por qué culpar a quienes las sufren? Lastimosamente, al presentarse la mayoría de los síntomas alrededor de las emociones, las personas creen que tenemos el poder de manejarlas con solo poner de nuestra parte.

Las enfermedades de salud mental son complejas y multifactoriales. Como el resto de las enfermedades que sufren los seres humanos, seguimos investigando para conocer más al respecto y tratarlas de manera más eficiente. Detrás de cada conducta hay un proceso mental que puede ser influenciado por aspectos químicos y fisiológicos, así como emocionales e interpersonales. ¿Qué podemos hacer entonces?

  • Educarnos en los diferentes síntomas de los trastornos de la salud mental y sus tratamientos para poder comprender mejor lo que está viviendo la persona.

  • Escuchar para entender. Sin juicio, ni lástima, ni  deseo de cambiar a la persona que se escucha.

  • Expresar nuestro interés por entender y ayudar. El miedo a ser juzgado y rechazado es uno de los más grandes obstáculos para que las personas busquen ayuda; y la comprensión y la apertura a aceptar la realidad de la persona hace que esta sienta paz, y le brindan apoyo y fortaleza para recuperarse.

  • Aceptar el tratamiento. Estudios a nivel mundial han demostrado que la psicoterapia reduce el impacto que estas enfermedades puedan tener en la persona que las sufre, la cantidad de personas que se enferman y el número de personas que mueren por estas. También mejora el desempeño en el trabajo y disminuye la incidencia de hospitalización psiquiátrica. En algunos casos también es necesario el apoyo de medicamentos, los cuales facilitan obtener los resultados antes mencionados.

Manuel no está solo, millones de personas alrededor del mundo experimentan síntomas y enfermedades de la salud mental. Yo sufrí de ansiedad generalizada por años, a pesar que alguno que otro síntoma sigue presente, soy muestra que el tratamiento hace una gran diferencia. El haber experimentado esto de primera mano es la razón que me motiva todos los días a educar sobre salud mental y a trabajar en la prevención de suicidios. Tú que lees esto, ¡Tampoco estás solo!

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